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¿CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS?

Gracias a diferentes estudios que se han realizado en el campo de la neurociencia sobre la forma en que funcionan los procesos cognitivos de los niños, ahora se conocen las estrategias más prometedoras a la hora de buscar una educación más eficiente y eficaz, procurando siempre velar por la salud y el bienestar de los menores y en pro de consolidar un método de enseñanza lo más fluido y benéfico posible. Estas estrategias reposan en los tiempos de aprendizaje, la memoria, el ejercicio físico, la atención y las consideraciones dentro del aula

Respecto a los tiempos de aprendizaje, se han establecido dos rangos de tiempo límite para asegurar la mejor retención y comprensión de los temas que se enseñan: de ocho a cuatro minutos de trabajo continuo es el menor rango, y se recomienda destinarlo a temas complejos en los que los estudiantes tengan un poco o nulo conocimiento previo, y de ocho a 15 minutos para temas más sencillos en los que los estudiantes ya tengan algún tipo de contexto anterior. Dentro de este modelo se aclara que los tiempos en los que se pueden ver contenidos o temas nunca deben exceder los 15 minutos, puesto que puede tornarse extenuante para los estudiantes.

Dentro del apartado de memoria, se menciona que el recuerdo de los contenidos enseñados disminuye con el tiempo, planteando que, si bien después de una hora de la sesión se puede recordar incluso el cien por ciento de los temas, después de veinticuatro horas, se habrá olvidado alrededor del ochenta por ciento de lo aprendido, dejando al estudiante con un, no muy prometedor veinte por ciento de contenido, por lo tanto, la enseñanza no debe estar focalizada hacia el ejercicio memorístico, puesto que este no asegura una gran comprensión ni retención de lo aprendido.

En estas estrategias también encontramos las bondades que trae la actividad física y el ejercicio a los procesos cognitivos de los niños, pues se aconsejan de treinta a sesenta minutos al día para reducir el estrés aumentar la neurogénesis (proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas) y estimular el aprendizaje.

La atención también es clave a la hora de hablar de aprendizaje, pues un estudiante atento y concentrado podrá entender con mayor facilidad lo que se le enseña. Se establece que, según estudios, los niños recuerdan con mayor facilidad la información que inicia el tema o la clase, y la información que la cierra, es decir, existe un déficit de atención en el transcurso de las lecciones, pues el solo retener la información inicial y final sugiere que no se presto la suficiente atención durante el proceso de aprendizaje.

Finalmente se establece que las dinámicas que se llevan a cabo dentro del salón de clases también tiene inferencia en la forma en que aprenden los niños, pues se plantea que, idealmente, se debe establecer una relación cercana entre los estudiantes y el maestro, para darle a la enseñanza un carácter más bilateral dentro del cual el profesor y sus pupilos establezcan lazos afectivos benéficos para el proceso cognitivo, y a la vez, relacionándose sanamente también con sus compañeros de clase.

Ahora bien, existen otros dos aspectos que no se deben desligar del cúmulo de aspectos influyentes en la educación: las emociones y las relaciones sociales.

Por el lado de las relaciones sociales se denotan dos pilares, el primero explica que el fracaso social causa un menor conteo de células cerebrales, lo que resulta perjudicial para el aprendizaje, y el segundo asegura que se deben dirigir las actividades en grupo para evitar agrupaciones sociales al azar por más del veinte por ciento de la jornada, además de prestar atención a las dinámicas entre pares y superiores, todo esto con el objetivo de que el ambiente social sea más una herramienta que un obstáculo para la enseñanza.

Así mismo, hayamos la importancia de la dimensión emocional dentro de la educación, pues se ha demostrado que la amenaza dentro del aula es incalculablemente perjudicial para el aprendizaje complejo, pues eleva los niveles de estrés, por lo tanto es importante crear una atmósfera de alerta relajada y sustituir las amenazas con retos y desafíos.

En conclusión, son muchos los factores que intervienen en el aprendizaje, y se debe procurar potenciar cada uno de ellos para asegurar que el menor se encuentre en la mejor condición tanto física como mental y emocional, así como también que se le brinden todas las herramientas que necesite y se desenvuelva en un ambiente sano, todo en pro de hacer potenciar la forma en que aprenden los niños.