ARTÍCULO ESPAÑOL

 

EL PARO NACIONAL

Arte, Cultura, Violencia, Colombia.

Imagen tomada de: www.eltiempo.com


El pasado 28 de abril, iniciaron a nivel nacional una serie de manifestaciones y protestas sociales bajo el marco del paro nacional, mediante las cuales Colombia pretende expresar su descontento con la situación general del país. La gota que rebosó la copa fue el proyecto de reforma tributaria 594-2022C denominado “Ley de Solidaridad Sostenible” que entre otras cosas planteaba la grabación del impuesto IVA a varios productos de la canasta familiar que solían estar exentos del mismo, el aumento de la población que debería pagar el impuesto de renta, la aplicación de IVA a servicios de internet, etc. En resumen, diferentes propuestas que generarían un impacto notoriamente negativo en la economía de los hogares colombianos. El proyecto de ley fue liberado a principios de abril del presente año, y desde el momento de su publicación comenzó a difundirse rápidamente por diferentes medios de comunicación, generando una reacción en cadena de críticas y oposiciones.

Para nadie es un secreto que la pandemia por COVID-19 a la que se enfrenta el mundo actualmente ha causado estragos especialmente agudos en algunas naciones, entre ellas Colombia. Aquí han fallecido a causa del virus alrededor de 84,230 personas según cifras de Our World Data. A su vez, la economía del país ha mostrado movimientos descendentes que han sido evidentes para la mayoría de la población. Una de las principales críticas realizadas al susodicho proyecto de ley fue el momento en que creyeron pertinente anunciarlo. Enterarse de que los productos vitales que muchos actualmente no pueden adquirir podrían llegar a aumentar su precio generó un evidente descontento social generalizado.

Sumado a esto, la ahora famosa respuesta que dio el exministro de hacienda Alberto Carrasquilla días después de la publicación del proyecto, en la que afirmo que una docena de huevos comunes costaba 1.800 pesos colombianos, cuando en realidad su precio oscila entre los 12.000 y los 15.000 pesos, causó revuelo e indignación, y demostró una latente desconexión entre el gobierno y el pueblo.

Todos los aspectos mencionados anteriormente funcionaron como piezas de madera apiladas verticalmente una sobre otra, encima de una torre preexistente construida por el asesinato de líderes sociales, la expresión de la pobreza en cifras exorbitantes (el 48% de toda la población), la doble cifra del desempleo etc. La acumulación de esta pila de situaciones terminó por hacer colapsar la torre, y desatar una movilización masiva en contra del estado general del país y de lo que muchos denominan como el “no futuro” (Hekatombe, 2021).

Las protestas, que iniciaron hace ya aproximadamente un mes han tenido en su mayoría medios de realización pacíficos impulsados por una inmensa diversidad de expresiones artísticas y culturales, reflejando así el compromiso de sus líderes con la manifestación de la inconformidad social alejados del conflicto. Sin embargo, al día de hoy se han presentado cientos de casos de violencia entre la fuerza pública y los marchantes. Según cifras del ministerio de defensa, debido a dichos enfrentamientos y demás situaciones violentas, desde el inicio del paro han muerto 33 personas, 32 civiles y un policía. Además, la cartera de Defensa añadió que 716 civiles han resultado heridos en algunas ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Neiva, Pasto entre otras.

Es claro que ninguna de esas acciones tiene justificación alguna y que el rechazo a la violencia debe hacerse desde un punto de vista imparcial en el que se comprenda la violación a los derechos humanos como un atentado contra la vida misma. Sin embargo, es a su vez importante hacer énfasis en la asimetría de poder entre las fuerzas públicas y los manifestantes. La policía, el ESMAD (escuadrón militar anti disturbios) en incluso el ejército luego de que en algunas ciudades se tomara la decisión de recurrir a su ayuda, tienen armas de alto calibre a su disposición, además de permiso legal para utilizar contra quienes consideren que representan un peligro para la sociedad. De ahí que a la fecha ya se hayan realizado más de 50 denuncias por abuso y/o exceso de fuerza por parte de la policía, además de la pronunciación de la ONU quién pidió a Colombia respetar los derechos humanos y garantizar el derecho a la protesta pacífica. Esto básicamente significa que la situación alcanzo un nivel tal que diferentes entes internacionales con la tarea de velar por la paz en los países han tomado la decisión de manifestarse frente al tema llamando a la reconciliación y erradicación de la violencia.

Gracias a la resistencia de la protesta, el gobierno se vio obligado a retirar por completo el proyecto que actuó como la manzana de la discordia en esta situación. Luego de ver el mal recibimiento que tuvo la propuesta inicial de modificar el proyecto, el 2 de mayo el presidente Iván Duque anunció el retiro de la reforma para proceder a construir una nueva en la que haya una participación más inclusiva de los diferentes y variados sectores sociales y económicos de nuestro país, en aras de un acuerdo más justo que en vez de perjudicar, beneficie a la mayoría y no a la minoría. No obstante, dicho proyecto de ley no estaba ni cerca de ser el único motor de las protestas. Otra propuesta que causaba descontentó era la reforma a la salud estipulada en el proyecto de ley 010 de 2020. Sin embargo, el pasado 19 de mayo, le llegó también el turno a este proyecto de irse literalmente a la basura. Este se reconoce como el segundo mayor logró del paro nacional a 27 días de su inicio.

Ahora bien, no todo ha sido ganancia. Un paro nacional implica el detenimiento parcial de la economía, por lo que en gran parte del país ya se registra desabastecimiento y escases de diferentes productos como verduras, frutas, productos lácteos y otros productos cárnicos o derivados de la actividad ganadera. Dichos bienes no solo han menguado, sino que también han aumentado su precio siguiendo las reglas de oferta y demanda.

El gobierno nacional ha expresado ya varias veces su disposición al dialogo, y en los últimos días se han llevado a cabo jornadas de negociación que, a pesar de ser infructuosas, son el inicio de un proceso que realizado correctamente puede llegar subsanar la situación actual. Sin embargo, en el pueblo hay escepticismo, puesto que en años anteriores dicha disposición no ha mostrado resultados plausibles que permitan acreditarlo como un dialogo efectivo. Los líderes del paro se mantienen firmes en que este no terminará hasta que se logren concretar acuerdos reales y que obedezcan a los principios bajos los cuales se inició en primer lugar.

Los últimos días servirán como testigos históricos del poder de la protesta social como forma de darle a los pueblos la posibilidad de adjurar por lo que consideran es lo mejor para ellos cuando se enfrentan a gobiernos sordos que operan sin empatía ni lógica. En caso de que las negociaciones lleguen a buen término, funcionarán a su vez como acreedoras de la voz de la pluralidad. En Colombia estamos lejos de un estado de verdadera paz e igualdad, por lo que momentos como estos, en los que un paro nacional se convierte en el megáfono de los campesinos, de los pobres, de los reprimidos, de los desempleados, de los jóvenes, de la mayoría; se evidencia la verdadera resiliencia de un pueblo que ha vivido bajo la sombra de figuras carentes de los valores morales más básicos, que han demostrado constantemente su incapacidad de cumplir con sus labores como líderes del estado, y que han obligado a su pueblo a tomar las riendas del país que no pudieron dirigir.

Bibliografía

Hekatombe. (22 de Mayo de 2021). Revista Hekatombe. Obtenido de https://www.revistahekatombe.com.co/claves-sobre-el-paro-nacional-colombia-estallido-social-contra-el-no-futuro/

 

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