ARTÍCULO ESPAÑOL
EL PARO NACIONAL
Arte, Cultura, Violencia, Colombia.
Para nadie es un secreto que la
pandemia por COVID-19 a la que se enfrenta el mundo actualmente ha causado
estragos especialmente agudos en algunas naciones, entre ellas Colombia. Aquí
han fallecido a causa del virus alrededor de 84,230 personas según cifras de
Our World Data. A su vez, la economía del país ha mostrado movimientos
descendentes que han sido evidentes para la mayoría de la población. Una de las
principales críticas realizadas al susodicho proyecto de ley fue el momento en
que creyeron pertinente anunciarlo. Enterarse de que los productos vitales que
muchos actualmente no pueden adquirir podrían llegar a aumentar su precio
generó un evidente descontento social generalizado.
Sumado a esto, la ahora famosa
respuesta que dio el exministro de hacienda Alberto Carrasquilla días después
de la publicación del proyecto, en la que afirmo que una docena de huevos
comunes costaba 1.800 pesos colombianos, cuando en realidad su precio oscila
entre los 12.000 y los 15.000 pesos, causó revuelo e indignación, y demostró
una latente desconexión entre el gobierno y el pueblo.
Todos los aspectos mencionados
anteriormente funcionaron como piezas de madera apiladas verticalmente una
sobre otra, encima de una torre preexistente construida por el asesinato de
líderes sociales, la expresión de la pobreza en cifras exorbitantes (el 48% de
toda la población), la doble cifra del desempleo etc. La acumulación de esta
pila de situaciones terminó por hacer colapsar la torre, y desatar una
movilización masiva en contra del estado general del país y de lo que muchos
denominan como el “no futuro”
Las protestas, que iniciaron hace
ya aproximadamente un mes han tenido en su mayoría medios de realización
pacíficos impulsados por una inmensa diversidad de expresiones artísticas y
culturales, reflejando así el compromiso de sus líderes con la manifestación de
la inconformidad social alejados del conflicto. Sin embargo, al día de hoy se
han presentado cientos de casos de violencia entre la fuerza pública y los
marchantes. Según cifras del ministerio de defensa, debido a dichos
enfrentamientos y demás situaciones violentas, desde el inicio del paro han
muerto 33 personas, 32 civiles y un policía. Además, la cartera de Defensa
añadió que 716 civiles han resultado heridos en algunas ciudades como Bogotá,
Cali, Medellín, Neiva, Pasto entre otras.
Es claro que ninguna de esas
acciones tiene justificación alguna y que el rechazo a la violencia debe
hacerse desde un punto de vista imparcial en el que se comprenda la violación a
los derechos humanos como un atentado contra la vida misma. Sin embargo, es a
su vez importante hacer énfasis en la asimetría de poder entre las fuerzas
públicas y los manifestantes. La policía, el ESMAD (escuadrón militar anti
disturbios) en incluso el ejército luego de que en algunas ciudades se tomara
la decisión de recurrir a su ayuda, tienen armas de alto calibre a su
disposición, además de permiso legal para utilizar contra quienes consideren
que representan un peligro para la sociedad. De ahí que a la fecha ya se hayan
realizado más de 50 denuncias por abuso y/o exceso de fuerza por parte de la policía,
además de la pronunciación de la ONU quién pidió a Colombia respetar los
derechos humanos y garantizar el derecho a la protesta pacífica. Esto
básicamente significa que la situación alcanzo un nivel tal que diferentes entes
internacionales con la tarea de velar por la paz en los países han tomado la
decisión de manifestarse frente al tema llamando a la reconciliación y
erradicación de la violencia.
Gracias a la resistencia de la
protesta, el gobierno se vio obligado a retirar por completo el proyecto que actuó
como la manzana de la discordia en esta situación. Luego de ver el mal
recibimiento que tuvo la propuesta inicial de modificar el proyecto, el 2 de
mayo el presidente Iván Duque anunció el retiro de la reforma para proceder a
construir una nueva en la que haya una participación más inclusiva de los diferentes
y variados sectores sociales y económicos de nuestro país, en aras de un
acuerdo más justo que en vez de perjudicar, beneficie a la mayoría y no a la
minoría. No obstante, dicho proyecto de ley no estaba ni cerca de ser el único
motor de las protestas. Otra propuesta que causaba descontentó era la reforma a
la salud estipulada en el proyecto de ley 010 de 2020. Sin embargo, el pasado
19 de mayo, le llegó también el turno a este proyecto de irse literalmente a la
basura. Este se reconoce como el segundo mayor logró del paro nacional a 27
días de su inicio.
Ahora bien, no todo ha sido
ganancia. Un paro nacional implica el detenimiento parcial de la economía, por
lo que en gran parte del país ya se registra desabastecimiento y escases de
diferentes productos como verduras, frutas, productos lácteos y otros productos
cárnicos o derivados de la actividad ganadera. Dichos bienes no solo han
menguado, sino que también han aumentado su precio siguiendo las reglas de
oferta y demanda.
El gobierno nacional ha expresado
ya varias veces su disposición al dialogo, y en los últimos días se han llevado
a cabo jornadas de negociación que, a pesar de ser infructuosas, son el inicio
de un proceso que realizado correctamente puede llegar subsanar la situación
actual. Sin embargo, en el pueblo hay escepticismo, puesto que en años
anteriores dicha disposición no ha mostrado resultados plausibles que permitan
acreditarlo como un dialogo efectivo. Los líderes del paro se mantienen firmes
en que este no terminará hasta que se logren concretar acuerdos reales y que obedezcan
a los principios bajos los cuales se inició en primer lugar.
Los últimos días servirán como testigos históricos del poder de la protesta social como forma de darle a los pueblos la posibilidad de adjurar por lo que consideran es lo mejor para ellos cuando se enfrentan a gobiernos sordos que operan sin empatía ni lógica. En caso de que las negociaciones lleguen a buen término, funcionarán a su vez como acreedoras de la voz de la pluralidad. En Colombia estamos lejos de un estado de verdadera paz e igualdad, por lo que momentos como estos, en los que un paro nacional se convierte en el megáfono de los campesinos, de los pobres, de los reprimidos, de los desempleados, de los jóvenes, de la mayoría; se evidencia la verdadera resiliencia de un pueblo que ha vivido bajo la sombra de figuras carentes de los valores morales más básicos, que han demostrado constantemente su incapacidad de cumplir con sus labores como líderes del estado, y que han obligado a su pueblo a tomar las riendas del país que no pudieron dirigir.
Bibliografía
Hekatombe. (22 de Mayo de
2021). Revista Hekatombe. Obtenido de https://www.revistahekatombe.com.co/claves-sobre-el-paro-nacional-colombia-estallido-social-contra-el-no-futuro/
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